El nuevo impuesto de México podría encarecer GTA 6
Un impuesto del 8 % sobre los juegos para adultos
El Gobierno de México ha aprobado oficialmente un impuesto del 8 % sobre los videojuegos considerados «no aptos para menores». La medida, que entrará en vigor en 2026, se dirige directamente a los títulos con contenido para adultos o violento, y GTA 6 encabeza esa lista.
Las autoridades han justificado el impuesto como una iniciativa cultural y de seguridad pública, sugiriendo que puede disuadir a los jóvenes de exponerse a material explícito. Sin embargo, las voces de la industria ven la situación de otra manera. Para ellos, se trata de un revés económico que podría remodelar el mercado de los videojuegos, aumentando los precios y limitando la accesibilidad para los aficionados.
Cómo podría afectar a GTA 6
El nuevo impuesto podría encarecer significativamente en México el GTA 6, que ya se prevé que sea uno de los juegos más caros jamás creados. Es posible que los minoristas repercutan el coste adicional directamente a los consumidores, lo que elevaría los precios finales más allá del alcance de muchos jugadores.
Rockstar Games no ha hecho comentarios públicos, pero la empresa se enfrenta a un reto. La política llega justo cuando la expectación mundial alcanza su punto álgido por el lanzamiento de GTA 6, previsto para 2025-2026. Si el modelo de México se extiende a otras regiones, podría sentar un precedente sobre cómo regulan los gobiernos el entretenimiento digital.
Un cambio en la industria
Esta medida refleja un debate más amplio: cómo equilibran las sociedades la libertad creativa y la responsabilidad moral. Algunos jugadores argumentan que los títulos para adultos son una forma de expresión artística, no una amenaza social. Otros consideran que los impuestos son una herramienta justa para orientar el comportamiento de los consumidores. En cualquier caso, el impacto se notará en las estanterías de las tiendas y en los mercados digitales.
Una cosa es segura: GTA 6 pondrá a prueba no solo el hardware y las expectativas, sino también hasta dónde están dispuestos a llegar los gobiernos para configurar la economía de los mundos virtuales. Esto podría cambiar para siempre el debate sobre los videojuegos.
